Técnicos de la  organización agraria ASAJA Cuenca han visitado algunas de las comarcas afectadas por la caza mayor y han recogido el malestar y la desesperación de los agricultores que ven cómo, después de hacer una importante inversión, los animales se comen sus cosechas  y parcelas enteras no pueden ni segarlas porque están arrasadas.

Durante la visita ASAJA Cuenca ha podido comprobar en la Sierra Media y Alta o en El Campichuelo cómo cualquier cultivo sirve de pasto para la caza mayor, aunque no es un problema exclusivo de estas comarcas sino que ya se ha extendido por otras zonas como La Alcarria y, en definitiva, en cualquier lugar donde las tierras de labor estén junto a zona de monte donde estos animales puedan cobijarse.
Uno de estos agricultores comentaba que antes la caza mayor se concentraba en la zona de la Sierra Alta, pero poco a poco han ido bajando en busca de comida y ahora puedes verlos prácticamente en cualquier sitio.

En pueblos como Huerta del Marquesado han acabado con plantaciones de avena o de trigo y al ser una zona donde todavía faltan semanas para la siega, “los daños se van a seguir incrementando”, indica Quintín que utiliza para preservar algo de su cosecha un pastor eléctrico que ahuyenta a los animales.

Otros municipios como Tejadillos también sufren los daños, “tengo parcelas enteras de avena en los que no ha crecido nada porque se la han comido, y las que tengo buenas, por ejemplo de trigo, en unas semanas acabarán con ellas” señala David,  otro de los agricultores a los que ASAJA Cuenca visitó.

En Valdemeca Gregorio ha optado este año por sembrar avena “porque es un cultivo que limpia mucho la tierra de hierbas”. En algunas de sus parcelas es difícil adivinar qué cultivo hay porque no queda nada. Al trabajo que ya de por sí lleva la agricultura, suma otro que realiza con su mujer y que consiste en un vallado de todas sus parcelas, “les colocamos unos plásticos para que los animales no entren, aunque en algunos casos no lo respetan y se lo comen todo”.
En Monteagudo de las Salinas, donde el girasol está comenzando a nacer, ya se están notando los primeros daños en muchas plantas en las que sólo han dejado  el  tallo. Alejandro considera que uno de los principales problemas para atajar la situación es la excesiva burocracia que se encuentra a la hora de solicitar los permisos para cazar, “por esto creemos que la declaración de comarca de emergencia cinegética temporal puede ser muy importante para reducir la población de estos animales”.
En El Campichuelo el problema de la caza mayor también ha provocado pérdidas a los agricultores que recuerdan cosechas de hace años que ahora son impensables. Aníbal comprueba cómo parcelas enteras de yeros están comidas y ni siquiera se plantea segarlas. En otras zonas de cereal los jabalíes dejan el rastro de visita y es fácil ver multitud de huellas que ha dejado su presencia.
Estos agricultores son sólo una muestra de  un problema que se extiende por numerosos puntos de la provincia de Cuenca. Todos coinciden en señalar que en un momento en el que se habla de la despoblación y de la necesidad de tomar medidas que hagan que la gente se quede en los pueblos, “lo que está ocurriendo es justo lo contrario, que lo poco que tenemos, la agricultura, está desapareciendo porque hay muchos animales de estas especies que se comen todo lo que hay.
A este respecto la secretaria técnica de ASAJA Cuenca, Almudena Guijarro, ha reiterado a la Administración regional la necesidad de acelerar la toma de medidas urgentes, “no podemos estar diciendo a los jóvenes que se queden en los pueblos y dejar que uno de los pocos medios de vida que tienen se acabe”.
 Por si fuera poco los seguros no son una solución “porque si das varios partes seguidos tienes una penalización del cien por cien y no te dan nada”, señala Alejandro.

Al igual que ocurre con la plaga de conejos, la excesiva población de caza mayor ahoga a los agricultores de nuestra provincia en un año en el que además han sufrido una severa sequía y en algunas zonas las heladas y el daño de las tormentas de granizo.